sábado, 12 de julio de 2014

Sábados como domingos tristes.

"Nada de esto tiene sentido,  no sin ella" se repetía una y otra vez en la cabeza. Ahora su vida se había convertido en un repetitivo día gris en el que ni la música era capaz de calmarla. La respiración entrecortada por alguna que otra ilusión, una lágrima por cada rayada y una sonrisa forzada si te preguntaban si estabas bien. 
Ella tan sólo quería marcharse, ser feliz. Lejos de todo, de todos. No depender de nadie, ser libre. Ya nada tenía sentido, ¿cómo podía encontrar sentido a un sentimiento de vacío continuo? ¿Y de soledad? Era algo prácticamente imposible. 
Sábados que se convierten en domingos de música y cama. Querer desaparecer suena tan... tentador. Pero no es nada fácil. De todas formas esa es su meta, y algún día lo conseguirá, y entonces todos los que ahora no la hacen caso, la echarán de menos.  

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