lunes, 11 de abril de 2016

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La he visto proclamarse diosa en mitad de una sonrisa, ser estrella en medio de la noche y desde entonces no puedo parar de mirarla. Que he ido contando uno a uno sus lunares sin que ella se diera cuenta, derribando cada uno de los muros que me alejan de su boca. Le he escrito con tinta invisible sobre su espalda, a besos, cada cosa que mis silencios callan; y le he desnudado lentamente con la mirada queriendo besar todas sus cicatrices. Que la he visto sonreír y me he perdido en ella como un loco buscando su cuerda. Me he mordido el labio esperando que lo hicieras tú, impregnándome de tu olor para poder aguantar un día más en estas ruinas. La creían loca porque tenía un carácter con estilo de vendaval, y se creía caos cuando en realidad era el desastre más bonito que había visto. Por ello, dejaba huella por donde pasaba, tenía un incendio en la mirada que era incapaz de dejarme respirar. Y es que se acerca y me la lía, noto su respiración cerca y me acelero. Me pierde. Me pierdes.
Y desde entonces, se presentan miles de dilemas contradictorios y no sé bien cual elegir, porque me la lía cada vez que me pide un abrazo. Estoy aquí sentada viendo pasar oportunidades porque no soy capaz de arriesgarlo todo por miedo. Tengo demasiado miedo como para poder decirte un "Quédate", pasa el tiempo y todo sigue igual de caos que siempre. Pon orden. Haz que me tiemblen las piernas si te atreves, juégate todo en este juego de niños que hemos creado y reconstrúyeme. Reconstruye a este de aquí de la izquierda que está empeñado en fijarse sólo en ti. Dile que esto no es buena idea, que es una locura y que todo es una paranoia que crea la mente para jugar con el corazón a perder.  Díselo, porque a mí no me quiere hacer caso. 

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