miércoles, 13 de abril de 2016

Chica rota.

Tan frágil que aparenta ser fuerte, tiene una sonrisa rota demasiado bonita y una historia demasiado triste tras ella. Se rompe tantas veces al día que ha perdido la cuenta, y se odia tanto que empieza a dudar del sentido de su vida.  Tiene una mirada tan fría que te hiela por dentro, y una boca que guarda besos que nunca dará para alguien que quizás nunca llegue.  Necesita que la salven, se está volviendo loca entre estas cuatro paredes y no es capaz de ver la salida de emergencia de este naufragio de vida.  Quiere una sonrisa que la complete, que la haga sentir llena y no más vacía de lo que está.  Lleva con ella miles de máscaras, muros y golpes que le impusieron esta mierda de sociedad, pretende ser feliz en un mundo en el que todos quieren verla caer y cada vez duda más de si de verdad vale para esto o simplemente debe aceptar que es frágil, que no puede, que se acabó.
Camina como un alma solitaria en medio de una calle oscura en la que los únicos ojos que la miran son los del gato negro parado en la esquina, como si quisiera transmitirle esa mala suerte a su día a día. Recorre las mismas calles día sí y día también como si fuera fantasma, invisible ante el miedo que le provoca que descubran la cara oculta de la moneda porque sabe que nunca la querrían siendo ella misma. Rompe todo su cuerpo, incluso el corazón, con pensamientos que la destrozan una y otra vez. Cree que no puede, que es inútil y que va a perder en todo lo que se proponga.  Prefiere seguir en su oscura habitación a salir ahí fuera porque no soporta ver el sol para tener que fingir sonrisas, para tener que fingir que está bien. 
Se está ahogando, y nadie la ve, nadie la ayuda, nadie la salva.  Tiene escrito en sus ojos con tinta invisible un "no puedo más" junto a un "sálvame" que nadie es capaz de leer, y si lo hacen,  huyen. Está rota y nadie quiere reconstruirla.

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