lunes, 14 de julio de 2014

Ella.

Nunca antes había visto unos ojos que transmitieran tanto, como si fuera una de esas miradas que te ofrecían a quedarte esa noche a su lado. Ella estaba allí y yo, yo no podía parar de sonreír. Su mirada me ponía nerviosa porque mi boca sabía que no aguantaría ni un minuto más sin poder besar la suya, que es inevitable sonreír como lo es que la tostada se te caiga por el lado de la mantequilla o que el destino quisiera juntarnos. Y allí estábamos, calladas sin saber muy bien que decir porque estábamos deseando que pasara algo que no nos atrevíamos ninguna de las dos a hacer, pero yo no aguantaba más y me dejé llevar como un avión de papel de un niño movido por una ráfaga de aire que justo pasaba por allí dejando ese avión en la ventana de la persona indicada. Como si hubiéramos ganado por habernos conocido, así me sentía yo. Que desde el primer segundo que te vi supe que me costaría una barbaridad alejarme de ti, alejarme de la que consigue hacerme feliz y de la que hace que un lunes a las ocho de la mañana tenga un motivo para despertarme y comerme el mundo, la que me da fuerzas y la que define mi vida. Porque al fin y al cabo, todo eso de los kilómetros son tonterías, yo podría recorrerme medio mundo aunque sea por verte medio segundo, a sí que te prometo que me voy a partir el pecho por hacerte sonreír siempre que pueda. Que no me habléis de paisajes si no habéis visto su cuerpo, que es capaz de hacerle competencia a la mismísima Afrodita con tan sólo ser ella misma. Y es que... Quiero hacer contigo todo lo que la poesía aún no ha escrito, porque la poesía es ese momento en el que nos miramos y nos retamos a ver quien puede aguantar más esa mirada. Poesía es la comisura de tus labios jugando con un cigarrillo y el aire enredándose con el humo que inspiras, es ese abrazo que sin querer se te cierran los ojos y quisieras quedarte ahí toda una vida, es ese beso tímido el primer día que te conocí, es tu mirada o alguna de las muchas tonterías que dices. Y es que, quiero que seas mi musa, mi compás, mi semifusa, ese cosquilleo en cada beso que me das dispuesto a hacerme temblar. Creo que cualquier palabra se quedaría corta para poder describir algo que esté relacionado contigo, porque nadie sería capaz de dar una definición exacta acerca de la perfección. Así que cariño, como dice la canción, que le follen al pecado, adornaré cada amanecer despertándome a tu lado, cabalgaremos por la brisa que conecta tu sonrisa con los sueños y es presa del pasado.

No hay comentarios: