Pero llegas tú y destruyes eso.
Te atribuyes el título de mi única debilidad,
Y eso no se lo hubiera permitido a nadie, con sinceridad.
Pretendía ser fuerte ocultándome con el humo
Entre calada y calada, con cara dura.
Pero te veo ahí y no puedo,
Sonríes y la herida quiebra.
Me miras y yo ya me pierdo.
Tú mirada haciendo de las suyas
Con mi sonrisa de miedo,
Mientras tú vienes a hacerme tuya.
El cigarro se consume entren sonrisa y sonrisa
Que me obliga a entretenerme en tu comisura,
Esa que acabará volviéndome loca buscándote,
Esa que acabará con mis sueños, soñándote.
Y aquí estas, frente a mí
Con todas las consecuencias que eso lleva
A querer tenerte aquí y no allí,
A querer tenerte entre mi boca, a mi vera.
Ya es tarde para desprenderme de tus besos.
No hay nada que haga cambiar de opinión
A esta cabezota que no quiere otros huesos
Con los que acostarse en un sueño eterno, sin discusión.
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