Ya no queda más besos, sólo rap y melancolía. Ya no queda más tú, más nada. Ser insuficiente puede llegar a jugarme una mala pasada por esa clavícula a la que estoy atada. No queda más que música que pueda calmarme, nada que haga que te tenga aquí de nuevo. Porque cada vez estás más lejos y yo más fuera de mí. Un cuerpo con aparente corazón pero que se lo llevó cuando me sonrió. Y que queda, simple cenizas consumidas.
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