lunes, 10 de agosto de 2015

BANGARANG.

Aprendí que soy como un lobo enamorado de la luna, a la que haulla todas las noches por querer verla y no se rinde. Que soy débil como un niño pequeño al que haces llorar con cualquier cosa, pero fuerte como un tigre. Salvaje como un niño perdido, y mágica como el país de Nunca jamás.
Aprendí que un beso es un dedal y que un dedal es un beso, regalando dedales a las personas que no se escapan de aquí dentro.
Descubrí que con una pizca de ilusión, puedes hacer que todo sea mágico, y que por más que llores, tus lágrimas pueden acabar en sonrisas. Que el polvo de hadas es una leyenda incierta porque lo que de verdad te hace volar son los pensamientos felices. Que los trols no sólo están en los cuentos, que hay más de uno por la calle en zapatillas. Que los niños perdidos puede ser la mejor elección que hagas para ser alguien leal. Que todos tenemos nuestro corazoncito aunque vayamos de duros luchando contra piratas, trols, sombras y cocodrilos. Que en el fondo a cada uno de nosotros nos encantaria ahora mismo un dedal que haga que todo lo malo se vaya para poder volar muy alto.
Que con ilusión y ganas, todo se puede. Pensemos en cosas bonitas y podremos volar. Pensemos en te quieros regalados en trocitos de papel, en abrazos con la mirada, en lo sientos que acaban en risas. Pensemos en arriesgar y ganar, en divertirnos y ser felices.

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