miércoles, 18 de febrero de 2015

Lucky.

Una noche más entre el humo de lucky y algo de insomnio que rebota en mi pecho con ganas de salir y besarte. Estás tan cerca y a la vez tan lejos que aún no me atrevo a mirarte mientras me miras por si te alejas una vez más de mi. Y sé que nunca he sido muy valiente, pero me partiría el pecho cada fin de semana por verte sonreír una vez más. Por un día más de esos en los que crees que escribo a musas, pero en realidad hablo de ti. Y a pesar de todo este tiempo, ahora descubro que tienes ese algo que me vuelve loca y que ya no hay vuelta atrás. Tu boca, que locura de boca la tuya, daría lo que fuera por besarte, hacerte sentir lo que de verdad tienes que sentir: la perfección que eres escondida en una pequeña sonrisa algo engañosa.
Que haré hasta que te corras el carmín, pero no el rímel. Haré que cada día a tu lado supere al anterior, hasta que poco a poco te enamores de mi. Y es que yo ya no puedo vivir con esta presión en el pecho, donde escribo por vomitar varios sentimientos en un trozo de papel que nunca leerás. Lo intento, intento tener algo a que agarrarme de ti, como si el filo de tu clavícula no fuera suficiente. Te necesito para respirar un rato entre tanta rutina y pasado. Date cuenta que esto es para ti, y quizás para algún verso que tengamos en común.

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